
Procesión del Corpus Christi en Cusco
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Fiesta movible, el Corpus Christi constituye la mayor festividad del catolicismo en la antigua capital de los Incas.
Vírgenes y Santos de las iglesias de la comarca salen para “visitar” la Catedral, ricamente vestidos en sus andas enjoyadas.
Aunque el Corpus siempre cae en Jueves, la fiesta comienza el día anterior, cuando se realizan las clásicas “entradas” como se denomina a la llegada de las imágenes a la Catedral, que han sido traídas a pie o en camión para que, reunidas con los demás santos y vírgenes, “duerman” en el mencionado templo.
Al día siguiente millares de peregrinos venidos de diversos pueblos, esperan en la Plaza de Armas la salida de las imágenes y la tradicional vuelta procesional a la plaza.
Los caracoles marinos de los “pututeros” resuenan profundos en su llamado, la campana catedralicia, la “María Angola”, contagia su repique puro a las campanas de todas las iglesias y los cohetones estremecen a la ciudad. El “chiri uchu” (ají frío) y la chicha, esperan en las mesas de las vivanderas. Altares multicolores y tapices riquísimos en los balcones completan el cuadro.
Salen las imágenes en hombros de sus sudorosos cargadores indígenas: La “Mamacha” Belén con su enjoyada indumentaria y sus andas de plata; Santa Ana, Santa Bárbara, “La Linda”, San Sebastián, etc., se balancean refulgiendo al sol en la plaza atestada y llena de música.
Al final, la Custodia fabulosa bajo palio y las autoriades eclesiásticas.
Luego de la procesión se iniciará la fiesta popular. Humeantes lechones y el “Chiri ucho”, la chicha en oleadas y los fuegos artificiales en la noche, ponen punto final a esta fiesta inenarrable, mitad española, mitad india.