Casonas Coloniales de Arequipa

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Entre las casas de la Arequipa antigua, caracterizadas por su arquitectura mestiza de tipo are- quipeño, hay algunas que desta­can por la ornamentación de sus fachadas y por su trazo, que incluye grandes patios soleados hacia los cuales se abren las puer­tas de las habitaciones amplísi­mas, de techos abovedados y pequeños tragaluces. Veamos cuales son ellas:

LA CASA DEL MORAL

Viejísimo árbol de mora da el nombre a esta casona colonial que forma la esquina de las calles Moral y Bolívar, con frente a la primera.

Restaurada hace algunos años por su propietario, el señor Art- hur Williams, esta casa tiene una arquitectura sumamente intere­sante, pues su frontis muestra talladuras en sillar -toda ella es de ese material que representan cabezas de puma, de cuyas bocas salen serpientes, mostrando la influencia de la cerámica y teji­dos nazcas.

El sillar de las bóvedas de las grandes habitaciones también tienen tallados y las puertas y ventanas ostentan artísticas labraduras. Incrustaciones de bronce ornan la enorme puerta principal. La decoración interior es magnífica muestra del arte español, dándole unidad a la resi­dencia con salones de gran lujo y muebles de la época.

EL COMPLEJO LA COMPAÑIA

Hermosos corredores con por­tales de sillar tallado desde sus bases y monogramas jesuíticos en su parte superior, e impo­nente aspecto conventual, tiene este pasaje.

Fue construido en 1660 por los padres de la Compañía de Jesús, para claustro. Colinda con la iglesia de la Compañía, en la calles General Morán. En Are­quipa es la única edificación que conserva el arte colonial desde sus bases.

La Casa Ricketts

El Seminario de san Jerónimo tuvo como antiguo local esta casona, adquirida posterior­mente por la familia Ugarteche. Fue construida en 1738 en la pri­mera cuadra de la calle San Fran­cisco. Se considera que su fachada es una joya arquitectó­nica de las mejores del Perú, representando en Arequipa la mejor expresión de la arquitec­tura civil de la Colonia.

Un monograma jesuíta existe en la parte alta de la portada, tallado en sillar. También fue sede del Palacio Episcopal, de un colegio y posteriormente resi­dencia familiar

La Casona Irriberry

Esta casa es, tal vez, la que tiene las paredes de mayor espe­sor en Arequipa. Su construcción terminó en 1793. En su portada hay iniciales jesuítas. Grandes habitaciones de bóveda y patios amplios la forman en la esquina de las calles Santa Catalina y San Agustín, con frente a la primera.

CASA GOYENECHE

Otra casa señorial es la de Go- yeneche, situada en la calle de La Merced. Tiene patios muy amplíeos, habitaciones aboveda­das y puertas y ventanas de la época colonial. En el centro del patio principal luce una pileta de piedra negra.

LA CASA DE LA MONEDA

La linajuda familia de los Qui- roz tuvo como residencia esta casa situada en el crucero de las calles Ugarteche y Villalba. Debe su nombre al hecho de haberse fabricado allí moneda. En su interior existe tallado el lema de los Quiroz: “Después de Dios, Quiroz”. Data de 1798.

El Viejo Barrio de SAN LAZARO

Antes de cruzar el Chili para internarse en la villa de Yanahuara, donde aún florecen y dan fruto algunos añosos duraz­neros de cuyas ramas pende la maravilla de los aurimelos, está el barrio de San Lázaro.

Hacia él lleva la calle de Santa Catalina, uno de cuyos flancos está bordeado por los enormes estribos del monasterio de la Santa, en donde aún vegetan las arrugas monjiles de las mujeres dedicadas a Dios.

 

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