Historia del Portal Carrizos Cusco

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HISTORIA EN EL PORTAL DE CARRIZOS – Fotografía de archivo de nuestra municipalidad del Cusco.

Esta es una historia que de seguro muchos cusqueños han escuchado. Valga la aclaración que en esta página tenemos como finalidad difundir datos curiosos que los cusqueños deben saber y se puedan transmitir de generación en generación contribuyendo de esta manera a mantener vigentes las ‘tradiciones cusqueñas’, pero al mismo tiempo mantenemos firme el respeto por las creencias religiosas de todos nuestros hermanos. Pedimos las disculpas del caso si es que en algún momento llegamos a atentar la susceptibilidad de nuestros seguidores.

Si hablamos del portal de Carrizos en la plaza de armas del Cusco, tenemos que hablar de Selenque, descendiente de una familia española radicada en Cusco; luego de la muerte de sus padres heredó una cuantiosa fortuna en dinero, joyas, casas y fundos, riqueza que le permitió llevar una vida disipada y bohemia con amigos, enamorando a cuanta muchacha se le ponía a la vista, teniendo éxito pues era culto, agradable y de varonil acento. Selenque domiciliaba en Cusco, su tierra natal, en una hermosa casa ubicada en la esquina de la calle Loreto con el portal de Carrizos sobre la gran Plaza de Armas de la ciudad, allí se reunía con sus amigos de bohemia.

Un domingo por la mañana de comienzos del año 1619, Selenque se recogía rumbo a su domicilio después de una noche de diversión en los extramuros de la ciudad, es la Parroquia de Santiago por donde el joven pasaba casualmente y vio a doña Josefa Gorriberrichea, distinguida dama cusqueña quien iba acompañada por una muchacha joven y muy hermosa quien resultó ser hija de Doña Josefa de nombre Lucinda, ambas damas salían de misa dominical. Selenque instantáneamente fue herido por la flecha de cupido quedando cautivado por la belleza de Lucinda, optó por volver todos los domingos a la iglesia de Santiago donde la escena se repetía; doña Milagros y su hija entraban al templo, oían misa, a nadie dirigía palabra alguna e ignoraban olímpicamente al galán que se empeñaba y esforzaba en hacerse visible. Selenque optó por enviar poemas, recados, y presentes a Lucinda valiéndose de mandaderas y celestinas, procedimiento que tampoco dio resultado.

Un Viernes pasada la octava de Corpus Christi en el Cusco, la bella imagen en bulto de la Virgen de Belén retornaba a su iglesia con un nutrido acompañamiento de fieles, y en circunstancias que pasaba la procesión por el estrecho puente de Belen el cual estaba construido sobre el rio Chunchullmayu y debido a que los cargadores estaban muy bebidos, éstos ladearon peligrosamente hacia uno de los pretiles del puente, quedando en esta forma los cargadores semi aplastados y parecía inminente la caída de las andas y de nuestra Santa Patrona hasta el fondo del rio, es en ese instante que Selenque, quien participaba de la procesión persiguiendo a Lucinda, tomó valor y de un salto felino se puso sobre la baranda de piedra del puente y colocado convenientemente inclinado para ayudarse con su propio peso, contribuyó poderosamente a levantar de ese lado las andas y detener su avance e inclinación hacia el rio, de esta forma dio un respiro a los agobiados cargadores que luego reaccionaron y pudieron continuar con el paso procesional. Cesó el largo alarido de la multitud, se había salvado la ciudad del Cusco (a decir de los feligreses) pues siendo la virgen patrona de la ciudad, su destrucción habría motivado también la destrucción de ella. En pocos instantes los habitantes de la pequeña urbe se enteraron del hecho, reiterando en afirmar que la ciudad había salvado de desaparecer, gracias a la valerosa actitud y esfuerzo de un muchacho llamado Selenque. En la multitud se escuchaba decir “Gracias a ese joven nos hemos salvado todos los cusqueños” “Si nuestra Mamacha hubiese caído al río hubiera sido el fin de los cusqueños”. Voces que llamaron poderosamente la atención de los Gorriberichea y en especial de la hermosa Lucinda.

Este acontecimiento fue de gran ayuda para Selenque en su afán de conquistar el corazón de Lucinda quien acepto gustosamente ser cortejada por el muchacho después de realizar este acto tan valeroso. Los días pasaban y el amor de estos dos jóvenes creció de tal manera que Selenque propuso matrimonio a la bella Lucinda quien con la bendición de sus padres aceptó y ambos prometieron llevar una vida juntos y muy apegados a la iglesia. Una noche mientras Selenque dormía soñó que su espiritu volaba por las nubes y en eso aparecieron 4 demonios quienes reclamaban su alma al mismo Jesucristo y empujaban al muchacho hacia el infierno puesto que la vida llena de excesos que había llevado les daba ese derecho. Es en ese momento que apareció la virgen de Belen implorando ante su hijo la buena conducta que habia tenido Selenque para con ella, Jesús escuchó el pedido de su madre y lo admitió en la gloria. Al despertar de tan sobrecogedor sueño, Selenque quedó muy impresionado y presagió que algo malo le ocurriría, confesó estos sueños a un fraile franciscano de apellido Gutiérrez quien le recomendó acelerar su matrimonio con la bella Lucinda puesto que al poseer Selenque una cuantiosa fortuna despertaba la avaricia de muchos. Selenque habia compartido estos acontecimientos con los Gorriberrichea y estuvieron deacuerdo con la idea de acelerar el matrimonio y es la familia de Lucinda que decide realizar la ceremonia religiosa en el Templo de San Francisco lo cual lleno de alegría a los franciscanos pues era sabido que las parejas que contraían matrimonio en una determinada iglesia tenían que dejar una considerable contribución a los hermanos que la regentaban, más aun tratándose de Selenque y de una de las familias más adineradas del Cusco en ese entonces. Esta decisión llamó mucho la atención de los hermanos Jesuitas quienes hicieron llamar a Selenque y le explicaron que de acuerdo a su jurisdicción él debía casarse en el Templo de la Compañía de Jesús, que ese era un deber que él muchacho debiera cumplir, pero Selenque se negó y les dijo que él haría todo lo que Lucinda le diga y si ella quería casarse en otra parroquia, él estaba de acuerdo, Lucinda era la dueña de su corazón, era la dueña de sus decisiones y pues también sería la dueña de sus bienes. Los hermanos jesuitas quedaron muy disconformes con las palabras del muchacho y se quedaron pensativos. Una noche ya muy cercana a la boda Selenque se encontraba en casa de la novia, tratando los pormenores del matrimonio, esa misma noche presintiendo Selenque una desgracia le dijo a Don Martin (padre de Lucinda) que si le sucediera algo a él por favor vaya a su casa y bajo de su cama encontraría un baúl en el cual está un documento en el cual describe su última voluntad y donde demostraria el gran amor que siente por su hija. Llegado el momento, se despidió y partió a su domicilio, cuando estaba a corta distancia de su casa pasando por delante de la puerta de la iglesia de la Compañía oyó un sordo y tétrico murmullo, continuó avanzando y le pareció ver una procesión de blancos fantasmas que avanzaban hacia él, se sentía un fuerte olor a azufre, encapuchados musitaban oraciones en latín, de pronto 4 de ellos cual demonios lo atraparon arrastrándolo hacia la puerta del noviciado de la compañía, providencialmente aparece en escena un ángel de flamígera espada quien rescató a Selenque de tan cobarde acto y lo conduce hasta su casa donde se introdujo como pudo. Ya dentro de su casa, la impresión de este acontecimiento causó serio impacto psicológico en el muchacho, fue perdiendo el habla, seguía tiritando de espanto, sentía que los encapuchados eran espíritus del mal, se llenó de mucha angustia, perdió el conocimiento y horas más tarde falleció.

Días después Don Martín Gorriberichea, cumpliendo el pedido de Selenque, abrió en presencia de los suyos y de algunos curiosos el baúl que guardaba la última voluntad del muchacho. Para sorpresa de Don Martin y de todos los presentes ese documento sospechosamente acreditaba a los hermanos Jesuitas como unicos herederos de la cuantiosa fortuna que había dejado Selenque como donación.

Meses después los Gorriberichea emprendían viaje a España y nunca más se supo de ellos en el Cusco.

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