Transporte vehicular Cusco Problematica
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Al caos y al desorden vehicular generado por el transporte de servicio urbano de la ciudad del Cusco, a la que se han sumado otros sectores de la naturaleza del servicio de este sector, se a sumado la crisis económica y empresarial en cada una de las empresas que operan en este sector.
De la veintena de empresas de transportes dedicadas a este servicio, ninguna muestra signos de manejo económico eficiente, todas sin excepción, se debaten entre la subsistencia económica y el manejo artesanal sin posibilidades de éxito, manteniendo vehículos para el servicio, con más de 10 años de antigüedad y con escasas posibilidades de renovar estas unidades que deterioran la calidad del servicio.
La década de los 90 del siglo pasado, la política de “modernización del Estado” y el proceso de privatización de las empresas públicas como la telefónica, significó para el sector laboral, el despido masivo de trabajadores con incentivos económicos que les permitiría, según los mentores de estas políticas, dedicarse a actividades empresariales. Muchos de los trabajadores entusiasmados con la idea de convertirse en prósperos empresarios, dedicaron sus recursos económicos, lo que para el momento se había convertido en una posibilidad económica altamente rentable: el transporte urbano.
Ex trabajadores organizados a nivel empresarial de manera individual incursionaron en la actividad del servicio del transporte urbano público de manera masiva. La tradicional empresa privada que recaía en una sola persona o familia, dio lugar a la proliferación de empresas accionariales, donde cada trabajador aportaba un vehículo.
Del total de las empresas que ingresaron al servicio la década de los 90 del siglo pasado, solo una seguía los patrones tradicionales de formación, la iniciativa privada de un empresario, la empresa Liebre, el resto de las empresas de transporte, se formaron a nivel de conglomerados de ex trabajadores, con aportes individuales de un vehículo por persona.
Por adecuación legal, estas nacientes empresas, se organizaron como sociedades anónimas cerradas, sin embargo internamente funcionan como asociaciones de transportistas, donde la competencia interna prevalece sobre los objetivos empresariales, generándose una disputa interna por subsistir y lograr resultados económicos favorables.
A la competencia interna, había que agregar la competencia externa con otras empresas que sirven en rutas similares, el cual agudiza los conflictos, y los resultados económicos, ya no empresariales, sino personales o individuales.
El PBI, desde el año 2002 viene creciendo de manera sostenida, con tasas de crecimiento que inclusive llega al 8.8% (año 2006), sin embargo sectores económicos como el transporte urbano, se debaten en una crisis económica que se traslada a los usuarios en la calidad del transporte.
Ninguna de las empresas de transporte urbano, ha llegado a renovar sus unidades, a pesar de los 10 años transcurridos, manteniéndose en el servicio, unidades destartaladas, que a mas de brindar un pésimo servicio, contaminan el medio ambiente y generan caos vehicular en las principales vías de acceso al centro de la ciudad, en una economía, curiosamente con un crecimiento espectacular de su PBI.
A más de 15 años de ocurrido los cambios, la aparente modernidad en el servicio del transporte urbano de sus inicios, se ha visto opacada por la caída de los niveles de rentabilidad y la falta de sustitución o renovación del parque automotor, con el consecuente deterioro de la calidad del servicio, el cual afecta, no solo a los demandantes, sino también al medio ambiente.
Este escenario ha generado una crisis en el sector, donde las tarifas, que en todo caso responden al mercado (mayor oferta, menores precios), no permite la recuperación de las inversiones y la renovación de la flota puesta al servicio, canibalizando el mercado y deteriorando el servicio.
Todo componente empresarial, dentro de la formalidad legal impuesta, no funciona, si bien se cuenta con Gerentes en las diversas empresas, estos funcionarios, no perciben sueldo alguno, no conocen, ni manejan variables que les ayude a optimizar los ingresos, como son costos, tarifas, beneficios, depreciación, etc., mas bien se han convertido en agentes que contribuyen al desorden y crisis del sector. A esto había que agregar, que el manejo empresarial en estos sectores es visto como un costo, no como inversión y la falta de cultura empresarial por parte de los agentes involucrados no permiten un manejo empresarial eficiente y real de estas empresas.
El manejo empresarial del servicio dentro de las actuales condiciones permitirían mejorar los niveles de rentabilidad del sector y al mismo tiempo mejorar el servicio de carga que se expresaría en eficiencia social.
A todo este caos, había que agregar, la falta de una política de estado que vea y apoye a estos sectores como inversiones privadas locales, es mas, su crisis se va agudizando por los fuertes impuestos aplicados a la gasolina y los accesorios, los cuales se agudizan a falta de una organización del sistema del transporte urbano por parte de las instituciones públicas de la ciudad, como el Municipio Provincial, que carece de un plan que organice y regule el sector.