La taracea

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La taracea es una técnica que ayuda a realizar un tipo de decoración en las distintas obras de arte especialmente en muebles.

La taracea ha evolucionado ofreciéndonos cualquier proyecto y estuchería a medida: joyeros, bandejas, marcos, baúles, tableros y otros artículos más modernos como imanes para frigorífico y jamoneros, siempre conservando sus raíces.

En la taracea tradicional lo que realmente se aprecia es el resultado final, una pieza que tiene una línea de realización bien definida, en la cual no importan mucho los procedimientos o las técnicas utilizadas, y que puede apreciarse en todo su esplendor simplemente observándola y tocándola.

La taracea es una técnica para trabajar la madera que toma su nombre de la palabra árabe Tar’sia, que significa incrustación porque se trata de una labor en la que se incrustan o enlazan diversas piezas de madera entre sí junto a otros materiales, como marfil, hueso, nácar y plata con el fin de lograr motivos decorativos. En la actualidad, se sigue empleando la madera, pero las piezas que se incrustan suelen ser de resinas sintéticas que reproducen perfectamente los tonos blancos del marfil y el nácar. La técnica tradicional para realizar la incrustación consistía en vaciar la madera noble elegida (nogal, palo santo, ébano, etc.) utilizando los formones y gubias adecuadas y rellenar ese espacio con la introducción del marfil o el hueso.

HISTORIA DE LA TARACEA.-

Como todas las técnicas ancestrales sus orígenes se pierden en la bruma de la Historia. Parece que se empleó dos mil años antes de Cristo en Mesopotamia, de donde la tomaron las tropas de Alejandro Magno. Los romanos la hicieron suya cuando conquistaron Grecia y la llamaron incrustatio o loricatito, como cuenta Plinio el Viejo en su interesante libro Naturalis historia. Sin embargo, lo mismo que otros muchos avances técnicos y científicos, la taracea se perdió en Europa con el fin del Imperio Romano. Volvió a resurgir con la llegada de los árabes, que la trajeron de la India, que a su vez la había importado de China, donde sus orígenes se remontan a la dinastía Ming, mil quinientos años antes de Cristo. En España vivió su momento de esplendor a mediados del siglo XIV, especialmente en Toledo y Granada: cajas, bandejas, mesas, sillones, bargueño y todo tipo de muebles se construyeron con esta técnica. En la Alhambra todavía se conservan puertas, muebles, jamugas y arquillas que contribuyen a crear el ambiente mágico del principal monumento árabe en tierra europea. Los mudéjares, los musulmanes que se quedaron en territorio cristiano después de la reconquista, la convirtieron en uno de los elementos más distintivos de su arte. De España saltó con las tropas del Gran Capitán a Italia, donde recibió el nombre de tarsia o intartasia y se convirtió en una de las artes características del Renacimiento.

TECNICA.-

La taracea no tiene grandes dificultades en cuanto a comprender las técnicas a utilizar, pues en el fondo, sólo se trata de cortar y pegar piezas sobre una base. Sin embargo, el mérito está, por un lado, en elaborar un buen diseño, decidir con mucho buen gusto y cuidado las diferentes maderas a utilizar, y también decidir acertadamente la orientación de esas piezas, ya que la dirección de las vetas de la madera suele ser importante, e incluso imprescindible en muchos casos. Por otro lado, al final, lo que hace atractivo el resultado es la perfección con que casen las piezas unas con otras, por lo que se convierte en un trabajo en el que hay que tener mucha paciencia (por si hay que repetir las veces que sea necesario este paso).

La técnica consiste en formar estrellas o figuras aisladas para incrustar estos diversos materiales en la madera. El diseño de las grecas o arabescos busca el contraste con el color de la chapa de fondo por lo que se usan diferentes tipos de maderas tales como la caoba, ébano, palo-santo, nogal, maderas de árboles frutales, así como hueso, plata y metales. Los diseños usados son los mismos que en los siglos XIV y XV se usaron en la decoración de muebles, techos y atauriques de la Alhambra.

Los mosaicos se forman con tiras geométricas de las maderas y materiales elegidos. Se encolan de dentro afuera y se van acoplando capas hasta lograr el diseño deseado, se cortan en planchas y para decorar la pieza se van combinando diferentes mosaicos, y éstos a su vez se combinan con grecas y cordones para dar el acabado tan diverso que se aprecia en las piezas de artesanía realizadas en taracea.

Una vez que la pieza esté lijada y pulida, se procede con el acabado, para el cual pueden usarse dos técnicas diferentes: el ancestral barnizado a muñequilla o el acabado con brillo. El barnizado a muñequilla consiste en aplicar el barniz con una muñequilla (trozo de lana o similar envuelto en un trozo de tela y amarrado en su parte superior) frotándola contra la superficie a barnizar formando círculos superpuestos, desplazándose poco a poco para ir cubriendo toda la superficie. Se deja secar, y se da otra mano o capa, hasta lograr el acabado deseado. El poliéster se aplica con una pistola y ofrece un acabado más duradero con brillo.

ALGUNAS TARACEAS.-

También mencionamos que se utilizó y se estila hasta nuestros días la incrustación en diferentes tipos de soporte como las que mencionaremos a continuación:

  • Taracea en piedra dura
  • Taracea en madera
  • Taracea en escayola
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