La sociedad global en el que vivimos todavía permite reconocer que son las entrañas del mundo andino vive y supervive un territorio llamado Paucartambo, cuyos habitantes mantienen y revaloran la herencia de un valioso patrimonio natural y cultural.
EL ARTE.- El arte paucartabino natural y cultural, que abarca esencialmente, no sólo la música, el canto y la danza, sino cualifica también manifestaciones como la imaginería, la escultura, la pintura, la costurería, la textilería, la mascarería, la tabla de madera, la tornería y artes plásticas, el teatro, la gastronomía, la cocina novoandina y otras de gran arraigo vernacular con características inconfundibles.
LA RELIGIÓN.- El espíritu religioso ocupa un lugar preferente en la vida del pueblo, funcionándose el cristianismo occidental con los ritos y enigmas de la tradición andina. Existen las creencias en los dioses tutelares andinos o apus, donde se comparte la devoción por estas divinidades y la profunda fe en las imágenes cristianas. La ofrenda o pago a la tierra (pachamama) con ceremonias rituales bastante generalizadas entre la población.
Se practica el vínculo entre el mundo de los humanos y el mundo del más allá o de las divinidades.
Las tradiciones culturales filosóficas y religiosas tienen una composición híbrida que pertenece a la cultura mestiza andina e interiormente es producto de la unión de las culturas inca y española. La fe religiosa en la Virgen del Carmen, Patrona de los mestizos de Paucartambo donde se une el arte, el amor el terruño, vinculado a su historia, a su mundo geopolítico y ecológico son manifestaciones de cultura viva que existen desde hace 3 siglos. La fiesta de la Virgen del Carmen por su trascendencia es una fabulosa fiesta de fe y de folklore, llevada a cabo entre el 15 y 18 de julio de cada año que convoca a miles de amantes y 18 de julio de cada año que convoca a miles de amantes y fervientes admiradores, de la solemne devoción que un pueblo tributa frenéticamente a su Santa Patrona la “Mamacha del Carmen” ensalzada como “Señorita, exquisita y hermosa filigranita”. En esta fecha participan diversos sectores sociales: convergen paucartambinos migrantes que mantiene fuertes vínculos sociofamiliares y religiosos con sus costumbres con su terruño y de la de sus antepasados sin embargo se ha ampliado la participación de descendientes, parientes y amigos en todas las danzas.
Es una celebración ritual de sublime fervor religioso no es una fiesta pagana ni profana que no admite importaciones, mistificaciones e imitaciones de otras costumbres, su espacio está centrado por la evocación de su paternidad y desarrollo folklórica propio de las ceremonias religiosas y artísticas es de responsabilidad colectiva con:
“El Prioste” o cargo mayor, es la autoridad máxima de la fiesta que tiene la responsabilidad de organizar, conducir, atender y prescindir los cultos y ceremonias festivas, son esposos que se caracterizan por su prestigio social y jerarquía moral, la sumen por decisión propia y aclamación general.
“Albazo” es un colaborador o adjunto importante encargado de organizar y ejecutar la quema de cohetes y camaretazos.
“Los Karquyoq” o “fundadores” son los que proporcionan el conjunto musical, la gastronomía y las bebidas infaltables. El Karguyoq prende la danza portando una “demanda” ritual como símbolo de su cargo.
“Las comparsas, cuadrillas o conjuntos” cada grupo de danza se organizan para su participación en leal competencia y emulación tanto a nivel religioso como artístico. La estructura religiosa festiva se distribuye en 4 partes. Entrada, Día Central, Guerrilla y Kachampari es importante mencionar que en la tradición paucartambina no hay octavas (recuerdo fiesta de ocho días).
A pesar del predominio del personaje masculino, la mujer paucartambina viene enalteciendo la calidad del folklore con su creciente participación revalorando aspectos importantes como la perfección de sus trajes, la puntualidad y disciplina en las ceremonias rituales.
Todo esto se inicia a cabo junto al monumental presente colonial “Carlos III” en las rebecas del Qenqomayo y el Capacho, donde el calor humano resplandece sus estrechas callecitas y sus placitas acogedoras para luego trasladarse muy de madrugada a la puerta del universo en tres cruces de oro y tener el premio de disfrutar el maravilloso espectáculo cósmico de la salida del sol, que constituye uno de los principales destinos turísticos.