Arquitectura inca influencia de otras culturas.

POLITICSRuth Bader Ginsburg optimistic ‘over the long haul’ for US Quis autem vel eum iure reprehenderit qui in ea voluptate velit esse quam nihil molestiae consequatur, vel illum qui.

Aunque las observaciones de los cronistas son meramente descriptivas en lo que a urbanismo y arquitectura se refiere, constituyen una fuente de información de conocimiento obligado, máxime si el mismo centro urbano o monumento, llamaron la atención de autores diferentes, activos en momentos temporales  distanciados.   La  variedad  de   las  descripciones   es muy heterogénea: va desde la información muy escueta hasta  la prolijidad de los detalles. los datos que se tiene sobre la ciudad del Cusco o sobre el Qorikancha, han sido de gran ayuda para intentar una reconstrucción hipotética de la capital incaica y de su templo principal.

 

Sobre la antigüedad de algunas construcciones del Cusco y alrededores, sobran especulaciones. los supuestos períodos «megalítícos» y las comparaciones entre los grandes bloques de piedra de Ttwanaku y Saqsaywaman, para demostrar una relación de similitud coexistente, se identifican con opiniones superadas, puesto que, desde hace más de treinta años, Rowe ha determinado el período temporal en el cual se produlo la arquitectura incaica.(6> De la misma manera, la antigüedad del reino incaico, apoyada en leyendas transmitidas por «recorda-dores» profesionales, ha sido desmentida medíante pruebas irrefutables proporcionadas por la arqueología. La incontenible expansión territorial de los Inka comenzó con la victoria de Pachakutí sobre los Chanka, lograda, según Cabello Balboa, en los años finales.de la década del 30 del siglo XV. Es decir, alrededor de 1438. Antes de esa fecha, es posible suponer que las fronteras del territorio incaico debían encontrarse en las cercanías del Cusco. Por lo tanto, fue hacia la mitad del siglo XV cuando el propio Pachakuti inició la remodelación y reconstrucción de la ciudad del Cusco y, de paso, dio inicio a las actividades constructivas que luego continuaron sus sucesores Thupa Inka y Wayna Qhapaq. Es posible suponer, por consiguiente, que la arquitectura  incaica vinculada al  «estilo cusqueño», haya aparecido de repente y con características diferentes a  las existentes en el valle del río  Huatanay,  antes de   la victoria sobre los Chanka. De ahí. que Pachakuti puede ser considerado  como   el   iniciador  del   carácter   repetitivo  de   esa arquitectura. Las obras que se realizaron después de su muerte, primero balo Thupa Inka y luego con Wayna Qhapaq, o sea,  desde 1478 a   1525, aproximadamente, repitieron y difundieron las mismas características, con arreglo a un tipo uniforme. En el  lapso de unos ochenta años   (1450  –   1530), se llevó a cabo la casi totalidad de las obras emparentadas con el  «estilo cusqueño»:   hasta Ecuador por el Norte y  Bolivia por eí Sur, el signo formal de los Inka — el trapezio — se impuso como el sello que identificó la presencia de la cultura conquistadora. Si  los cronistas del siglo XVI expresaron  su  asombro por el tamaño de las piedras y la perfecta unión de los sillares, hoy asombra  la  ingente  actividad  constructiva  desplegada  en un tiempo relativamente tan coreo. Además, si a las obras arquitectónicas se añaden los caminos empedrados,  puentes, canales  de  irrigación,   andenes  para  la  agricultura,  canalización de  ríos,  etc., se debe aceptar  que  sólo con una organización de riguroso control de las respectivas obligaciones y un ritmo intensivo del trabalo  tributario,  mit’a,   fueron posibles  logros semejantes.

La unidad formal evidente en ¡as construcciones que Inka levantaron en codas las regiones serranas conquistadas, no pudo, sin embargo, formarse sin las influencias artísticas y técnicas de otras culturas; los Inka las asimilaron y desarrollaron hasta transformarlas en. una expresión propia. los relatos de les cronistas y principalmente las encuestas de los visitadores, ponen en evidencia el gran mosaico étnico que existía «antes de que fuesen señoreados por los Incas». Culturas anteriores, con tradiciones y experiencias diferentes, seguramente proporcionaron nuevos conocimientos a los Inka.  Rowe ha señalado cómo las soluciones urbanas del reino Chimú, formadas por grandes recintos rectangulares amurallados, pudieron influir en los recintos habitacionales de diseño ortogonal.

También fueron asi Cusco desde el reino Chimú, para trabajar y enseñar, artesanos expertos en grabados de metalurgia y olleros de la costa fueron enviados a varios centros dela Sierra. Latendencia tardía de los Inka para trazar los centros habitados con principios de ordenación cuadricular, calles rectas y soluciones ortogonales, pudo derivar de Chinchan y otros centros costeros y, más seguramente, de la vecina Pikillaqta y otros establecimientos  Wari.

 

Si bien es cietto que desde el punto de vista artístico, Tiwanaku no tiene nada que ver con Saqsaywarnan, no se puede ignorar un nexo de continuidad de las experiencias técnicas y formales tiwanaquenses en  la arquitectura  incaica.  los monumentos de Tiwanaku tienen una calidad técnica y artística jamás igualadas. Si  la conquista de  la  región del  lago Titicaca, que incluye  Tiwanaku,   fue  realizada  por   Pachakuti  alrededor  de 1450, (es probable que el Inca planificador quedara impresionado   por  el   acabado   de   los   monumentos   tiwanaquenses. Según  Bernabé Cobo,   Pachakuti ordenó a sus  acompañantes estudiar esa técnica tan perfecta, desconocida para  los Inka,  a fin de aplicarla en la región del Cusco.  Es probable, en consecuencia, que la influencia arquitectónica de Tiwanaku se manifestara en  las obras incaicas medíante dos canales de  transmisión:   primero   con la introducción de una técnica lítica de gran calidad;  y   segundo,  con  la aceptación,  por parte de  los Inka, de algunos elementos formales y resultados estéticos que, si bien encontraron luego su propia expresión, permiten identificar el origen.

Vamos por parte. Tratemos primero de averiguar cómo pudo darse una técnica esmerada en las construcciones de piedra del nuevo Cusco. Además del supuesto interés demostrado por Pachakuti hacia la técnica lítica tiwanaquense, hoy sabemos que para construir las casas del Cusco fue muy solicitada la mano de obra de los canteros Lupaqa del Qollasuyu y que ese aporte posiblemente debió representar una -exigencia dentro del tributo laboral obligatorio: mit’a. La demanda de artesanos Qolla para realizar trabalos de cantería, queda patentizada en el informe de  visita hecha enla Provinciade Chucuito por Garci Diez de San Miguel, en el año de 1567.

 

Todos los demás, informaron que daban hombres para la guerra, para  cuidar los puentes, mantener los caminos, vigilar las fortalezas y que también daban carpinteros, mercaderes, olleros, tejedores, etcétera. La declaración de Xulca Cóndor deja entender que además de mandar albañiles al Cusco, se mandaban también «en otra partes donde se hacían las casas». Es decir, en los sitios donde los Inka construían tampu o centros administrativos como el de Huánuco Pampa. De todas maneras, es interesante observar que en la visita hecha a los Lupaqa de habla aymara, por Gara Diez, casi codos los entrevistados declararon que para cumplír  con   la  obligación   de  la  mit’a,   uno  de  los  servicios más  requeridos  fue el envío de canteros  al  Cusco para construir casas. En cambio, las informaciones obtenidas en  las visitas realizadas en otras regiones, revelan una escasa participación de  la energía  humana  local  en   las  construcciones  cusqueñas. Esta observación permite suponer que los canteros del  Oollasuyu no habían perdido su fama de expertos artesanos en  los trabalos de piedra y que, en consecuencia, es posible la presencia de  una  experiencia   técnica  de  los   Qolla en   los  edificios más representativos del Cusco. Cabe otra observación en ningún otro lugar dela Sierrahubo monumentos comparables a los de Tiwanaku,  Podrían  mencionarse  los de Chavín.  pero la calidad de la técnica lítica es inferior a Tiwanaku. Además, la  antigüedad  de  Chavín  descarta  cualquier  posíbie  sobrevivencia de experiencias artesanales entre los grupos étnicos que allí encontraron los Inca en su expansión territorial. En otras palabras:   los grupos  humanos  que  desde  el  Norte,   iban  al Cusco, como los Chupaychu, para trabajar en las casas, carecían de una tradición técnica desarrollada en los trabalos de piedra. Sus construcciones eran hechas con piedras de recolección, al igual que las de los  Wanka,  los Chanka y, seguramente,  las de los propios cusqueños antes de Pachakuti.

 

Sin embargo, también con los canteros Lupaqa, que en gran número iban al Cusco, existe la dificultad para demostrar su perpetua habilidad en el corte de las piedras. En efecto, entre los monumentos de Tiwanaku y las obras incaicas, medían varios siglos sin construcciones con piedras labradas. Más bien se puede afirmar que no se conocen obras realizadas con esa técnica durante el Período Intermedio Tardío. Por lo tanto, también los Lupaqa tuvieron que aprender cómo cortar piedras, puesto que ellos no estaban construyendo con piedras canteadas. Pero, como en la región lacustre existían varias muestras esmeradas que testimoniaban un antiguo dominio en la cantería labrada, es probable que los habitantes de esa misma región fuesen los preferidos. Sí fueron tan hábiles en el pasado, podían serlo nuevamente para satisfacer las exigencias de los Inca.

 

Además,  tenían   los modelos a  la vista.

La base del muro de la estructura llamada Akapana en Tiwanaku, tiene sillares cortados y pulidos en forma muy similar a los que mucho más tarde se hicieron para el Qorikancha con caras lisas y no almohadilladas. Hileras de sillares regulares y trabados se conocen en varios muros de los monumentos supérstite de Tiwanaku. Si, al parecer, la técnica de cantería trabajada con juntas perfectas, apareció en el Cusco de forma cúbica, es admisible considerar una transmisión de experiencias Tiwanaquenses en las obras ambiciosas del renovador Pachakuti.

 

 

 

Además de Cobo, también Cieza de León recogió versiones que indican la posible» influencia de la arquitectura tiwanaquense en las construcciones incaica. Dice que «. . .oyó afirmar a indios que los ingas hicieron los edificios grandes del Cuzco por la forma que vieron tener la muralla o pared que se ve en este pueblo: y aún dicen más: que los primeros ingas platicaron de hacer su corte y asiento en este Tiaguanaco.

Parece, sin embargo, que el trabajo esmerado de los canteros debió impresionar más que el sistema constructivo. En efecto, la técnica que luego desarrollaron los Inca para contener los terraplenes,, adoptó soluciones diferentes a la de Tiwanaku con sus grandes monolitos verticales hincados en la tierra. Esos monolitos, colocados a alterna distancia uno de otro, aseguran mayor estabilidad a las piedras menores colocadas entre ellos, Además del eventual interés demostrado hacia la técnica lítica, el  cual pudo contribuir a mejorar el aparejo de los muros cusqueños, también es posible que algunos elementos formales tiwanaquenses hayan encontrado aquella aceptación «inspiradora», que luego permitió la formación y proliferación de rasgos formales hoy identificados como incaicos. Hay que hacer la salvedad, sin embargo, de que sólo nos referimos a elementos formales arquitectónico – ornamentales y no a formas volumétricas de conjuntos monumentales. En la arquitectura Inka no se dieron edificios similares al Kalasasaya, Akapana, «templo semisubterraneo” o Puma Punku. Tampoco sirvieron de modelo las finas decoraciones que, como las de la «puerta del Sol», enriquecen algunos monumentos de Tíwanaku. Es posible que la diferente concepción religiosa de los Inka, impidiese la aceptación de simbolismos iconológicos extraños.

 

Así, es muy posible que la tan repetida doble jamba de los vanos incaicos tenga sus antecedentes formales en la arquitectura del Qoyasuyu. No por eso se deben mirar sólo los ejemplos de Tiwanaku, puesto que existen muestras anteriores mucho más antiguas como en Chiripa y Pukara. Desde los ejemplos de Chiripa hasta los del «estilo cusqueño» median más de veinte siglos, lo cual demuestra la continuidad y aceptación de determinados elementos formales. En el palacío de Pilco Kayma, obra incaica en territorio Qolla (isla de Coatí en el lago Titicaca), se encuentra el ejemplo más representativo de conciliación- tíwanaquense-incaica, la doble jamba del vano rectangular, propio de Tiwanaku, adopta forma trapezoidal incaica y conserva a ambos lados del dintel el «signo escalonado», que con tanta frecuencia decora las puertas, ventanas y nichos de los monumentos de Tiwanaku.

 

La diferencia entre los vanos tiwanaquenses e incaicos, estriba en la forma:   rectangulares  los primeros,   trapezoidales los segundos. Es arriesgado afirmar que la forma trapezoidal es de paternidad incaica. En cambio, sí se puede asegurar que los Inka lograron transformar esa forma en un sello de identificación.  Con  relación  al   «signo escalonado»   que  también parece con frecuencia en obras netamente incaicas, no es el caso de extenderse en nuevas suposiciones e interpretaciones,  es indudable que debió tener un elevado simbolismo y alterna significación en los diversos horizontes culturales que lo representaron antes de los Inka. Por eso, no hay motivos para creer e se inventó una sola, vez.

 

No todos los monumentos de Tiwanaku han sido estudiados, de Akapana y Puma Punku sólo se adelantaron hipótesis formales no muy convincentes. El más estudiado es el «templete semísubterráneo” y el más deformado es Kalasasaya- La famosa «pared balconera», que Squier llamó «the american Stonehenge», ha sido insultada y vejada mediante añadiduras ajenas a cualquier principio de restauración. La entrada al patio interior del mismo monumento, ha sido reconstruida obteniendo como resultado una versión fantasiosa aunque en el descanso superior de la escalera eran evidentes las huellas que indicaban la anchura del vano, como en los planos de plantas, no  había justificación  para  Levantarla.

 

Puma Punku es el conjunto que más llamó la atención de cuantos visitaron  las ruinas de Tiwanaku.   El  tamaño descomunal de sus piedras, la inmejorable técnica para abrir puertas y ventanas en piezas monolíticas finamente labradas y el exquisito gusto de las ornamentaciones, sugieren la importancia que debió tener esa estructura y confirman la capacidad alcanzada por los canteros — artistas.

 

En síntesis, es posible suponer que la arquitectura de Tiwanaku, haya impresionado a los conquistadores Inca y, al mismo tiempo haya motivado la intención de desarrollar una técnica lítica esmerada, talvez no practicada antes de Pachacuti. Cabe subrayar que la rusticidad o el perfecto aparejo no tiene ninguna implicación cronológica.

 

Aunque resulta problemático identificar en el área de Cusco, a una estructura bien labrada, que pueda pertenecer a una época anterior a Pachaquti, el uso de la técnica rustica, Pirka, nunca dejo de figurar como la mas empleada en cualquier lugar y momento.

BARRA PARA AUTOR