
Paddington en Perú, Aliado Estratégico de PROMPERÚ
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No fue un simple paseo: fue una coreografía de caos adorable. Con su sombrero rojo y tarro de mermelada, Paddington se convirtió en el embajador más inesperado—y efectivo—de Perú. Junto a PROMPERÚ, su película «Paddington en Perú» tejó un puente entre el cine y las postales reales de un país que respira magia.
Perú en Escena Global: Donde el Oso Pisa, el Mundo Mira
PROMPERÚ, Sony Pictures y Lotte Cinema transformaron una sala de cine en un portal andino. 6,200 surcoreanos conectados digitalmente, atrapados entre la ternura del oso y los paisajes que hicieron suspirar a la cámara. ¿Premios? Viajes a nubes que besan Machu Picchu, merchandising que olía a café recién tostado. La lección: Corea no solo quiere a Paddington—ansía pisar las piedras que él «accidentalmente» derribó.
Enero, Países Bajos: En Leidschendam, el frío se rindió ante 400 espectadores calentados por danzas folclóricas y chocolate que sabía a selva. Luego, el clímax: Paddington, maestro del desastre gracioso, sirviendo Perú en bandeja con un «¡Lo siento mucho!» que sonó a invitación. Los asistentes salieron tarareando huaynos y revisando precios de vuelos.
13 de febrero, Toronto: PROMPERÚ desplegó su jugada maestra: una proyección solo para elegidos (prensa, influencers, socios que firmaron NDAs con sonrisas). Libros de actividades con stickers del oso, datos turísticos disfrazados de trivia. ¿Resultado? Travel Courier y Profession Voyages publicaron titulares que gritaban: «Canadá, tu próxima aventura tiene nombre: Perú».
LATAM: Cuando el Vecindario Abraza al Oso
Chile, Ecuador, Colombia: Aquí no hubo «estrenos», sino celebridades culturales. Periodistas mordisqueando canchita serrana, influencers posando con peluches de Paddington frente a fondos de la Cordillera Blanca. En Quito, danzantes de tijeras giraron mientras el oso photobombeaba, como si dijera: «Así somos: tradición con una pizca de locura». El merchandising voló; las dudas sobre visitar Perú, también.
Moraleja (con Sabor a Mermelada):
Paddington no promocionó—encarnó la esencia peruana. Torpe, auténtico, incapaz de fingir. Cada escena suya fue un guiño: «Ven, que aquí los errores son aventuras y las llamas tienen más personalidad que tu ex». PROMPERÚ lo entendió: no se venden paisajes, se siembran ganas.
Para los indecisos, el mensaje es claro: «¿Miedo? Mejor pregúntale al oso qué pasa cuando te lanzas». Y Perú, desde la pantalla, susurra: «No somos un destino, somos esa risa que te llevas pegado al alma».