A los cusqueños les tiene que llegar el desastre en su rostro, para asumir conciencia de los problemas que nos afectan en la sociedad, economía, política, cultura, patrimonio, ambiente.
No se trata de echar leña al fuego y buscar al chivo expiatorio, para señalar las responsabilidades que han originado esta desgracia; pero debe ser una buena ocasión para iniciar el debate, acerca de la GESTION DEL PATRIMONIO; señalando y determinando las responsabilidades y competencias de las instituciones oficiales y privadas.
Hace tiempo un altar mayor de la religiosidad andina, como es el INTI WATANA de Machupicchu, fue afectado gravemente en su integridad física, por una empresa privada que hacía su spot publicitario para una conocida cervecería; nadie asumió la responsabilidad de su cuidado y la sanción quedó en la nebulosa.
Resulta que la responsabilidad de nuestro mayor patrimonio, estaba sujeta a cerca de doce entidades: Ministerio de Cultura; Ministerio de Turismo; Ministerio de Medio Ambiente; Direcciones Regionales de Cultura, Turismo; Policía de Turismo; Municipalidad Provincial de Urubamba, Municipalidad Distrital de Machupicchu; INRENA; UGM; entre otros. Una telaraña de irresponsabilidad.
Cercanamente la entrega de permisos para la construcción del mamotreto de Saphi, no tiene responsabilidad alguna entre la Municipalidad Provincial y la Dirección Desconcentrada de Cultura; todos se lavan las manos y la responsabilidad; mientras tanto se diluye la defensa real del patrimonio de la ciudad.
El incendio de la Iglesia de San Sebastián ha puesto al desnudo la responsabilidad de la GESTION PATRIMONIAL; el inmenso y rico testimonio cultural de las pinturas, tallados, altares, joyas, etc. cuyo valor es incalculable; mas la última inversión en su puesta en valor que costó cerca de 7 millones de soles, invertido con recursos públicos por parte de la Dirección de Cultura; se quemaron en pocas horas por la absoluta irresponsabilidad del Estado Peruano y la Iglesia Peruana; cuyas representaciones que por falta de una norma ninguna de ellas asume sus competencias y funciones.
La Iglesia Peruana institución privada que se rige por el derecho canónico, es beneficiaria de millonarias inversiones que realizan el Ministerio de Cultura y sus direcciones regionales, en la recuperación y puesta en valor, recursos que nunca retornan al estado, porque la administración de las iglesias es un asunto privado y particular de la iglesia; que por otro lado en el Cusco tiene su propio Boleto del Circuito Religioso, que factura millones de dólares que nunca son reinvertidas ni siquiera en la recuperación de sus bienes; como tampoco son capaces de contratar un sistema de seguridad para la iglesias, como quedó evidente en el abandono a su suerte de la Iglesia de San Sebastián.
Es hora entonces de definir campos y posiciones; para evitar pérdidas irreparables como los afectados al Intiwatana de Machupicchu; al Santuario de Saqsaywaman con el mamotreto de Saphi y ahora en la Iglesia de San Sebastían.

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