SANTO TOMÁS DE CHUMBIVILCAS – CUSCO
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Este lugar está rodeado de historias fascinantes, llenas de leyendas que han pasado de generación en generación. Una de las más conocidas habla de un arriero proveniente de Arequipa, llamado Tomás, que, en un día cualquiera, mientras cruzaba el camino cerca de lo que hoy es la iglesia, encontró una figura de un santo. Ese hallazgo inesperado dio lugar a la construcción de la iglesia y, con el tiempo, al nombre del pueblo: Santo Tomás.
Otra leyenda cuenta que los antiguos Ch’umpiwillkas, habitantes originarios de Chumbivilcas, solían llevar maíz y otros productos que obtenían a través del trueque desde las tierras bajas hasta las partes altas. En uno de estos viajes, al cruzar la quebrada del río Santo Tomás, se encontraron con un misterioso señor blanco montado a caballo. Cuando miraron atrás, el hombre había desaparecido sin dejar rastro. El acontecimiento causó asombro entre los pobladores, quienes, tras investigar, concluyeron que el hombre era nada menos que Santo Tomás. En honor a ese misterioso encuentro, decidieron construir la iglesia en su nombre.
Sin embargo, la historia más conocida y aceptada sobre la construcción de la iglesia está relacionada con las minas de oro y plata de Huanzo y Alcayvictoria. Se dice que los recursos extraídos de esas minas fueron utilizados para levantar la iglesia, con el objetivo de consolidar la religión católica en la zona y, al mismo tiempo, como una forma de controlar a los aguerridos y temperamentales habitantes locales. También se cuenta que la imagen de Santo Tomás, junto con la campana, una réplica de la famosa campana María Angola, fueron traídas desde Lima. La travesía, que incluyó el puerto de Matarani, fue realizada a lomos de mulas y caballos, atravesando terrenos agrestes y dejando una infinidad de anécdotas en su recorrido.
Cada una de estas historias forma parte del rico legado de Santo Tomás de Chumbivilcas, un lugar donde las leyendas y la historia se entrelazan para dar vida a un pueblo lleno de misterio y tradición.